La globalización y la progresiva liberalización de los mercados agropecuarios mundiales representarán un importante estímulo para que los países latinoamericanos intenten aumentar la productividad y la competitividad internacional de sus producciones agrícolas y ganaderas, en consonancia con un modelo de crecimiento económico basado en la búsqueda de beneficios a corto plazo. Esto conducirá sin duda alguna a la profundización de los clásicos antagonismos entre la agricultura comercial y capitalista, ejercida por los complejos agroindustriales controlados por las empresas transnacionales y los grandes agricultores locales, y la agricultura campesina, condenada a la precariedad.
Tanto la creciente pobreza rural, por un lado, como la intensificación productiva, por otro, llevan consigo la degradación de los ecosistemas y graves desequilibrios ecológicos que acentúan los agudos problemas ambientales heredados de la revolución verde y del papel dependiente y periférico de América latina dentro del capitalismo mundial.
Aunque cada vez existe mayor concienciación ecológica en la población latinoamericana, no tiene ningún sentido reclamar el respeto ambiental y la necesaria conservación de los recursos sin criticar la lógica del modelo liberal, pues existe una incompatibilidad manifiesta entre el desarrollo sostenible y el modo de producción capitalista
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Otros científicos dicen que no está claro cómo podrían encajar todas estas pruebas y que es difícil saber si esto es debido a un ciclo natural o se debe a cambios más graves.
Parece que los patrones climáticos han cambiado este año. Normalmente en primavera y verano los vientos a lo largo de la costa del Pacífico empujan las templadas capas superficiales del agua lejos de la costa, y este fenómeno permite que las aguas ricas en nutrientes suban desde el fondo hasta la arriba para alimentar el fitoplancton (plantas microscópicas), que es el primer eslabón de la cadena (el zooplancton se alimenta del fitoplancton y así sucesivamente).
Pero este año estos vientos han sido inusualmente débiles y la temperatura del agua es varios grados más caliente de lo normal.
Como ejemplo cabe citar que el anidamiento de cormoranes en San Francisco ha llegado a caer un 90% en algunos puntos y otras especies han empezado a criar un mes más tarde de lo habitual. Se han denunciado la existencia muchas aves muertas en las playas y una disminución del salmón juvenil en un 20% o 30% en zonas del noroeste.
Anteriormente se había apreciado esta clase de eventos durante el fenómeno natural de EL Niño, pero este fenómeno no se ha dado este año.
Se podría afirmar que es culpa del cambio climático, pero se supone que éste sería un cambio gradual y no súbito.
Se espera con ansiedad si esto se repetirá el próximo año. Tal vez las cosas vuelvan a su cauce, pero si persisten las consecuencias podrían ser muy graves para la fauna marina.